Los enemigos del pueblo

Hay quien advierte que protestar contra el privilegio y la injusticia es una campaña (más) de los enemigos del pueblo. Pues ¿acaso no son sinónimo de privilegio e injusticia las tiendas MLC?

Esos personajes, que no podrían advertir semejante cosa si no es con privilegios en los bolsillos, encima reclaman la soberanía sobre todos los terrenos del socialismo y la Revolución, y sobre una tal racionalidad que justifica la situación actual, la represión del Estado, los juicios del 11J.

Desde su lógica parece que cualquier disenso que no provenga de las filas que legitiman al Poder o del Poder mismo —esos disensos tan tibios e inmóviles—, o que sean replicados por cualquier medio independiente, es un disenso dañino, engañoso, peligroso. Parece no, es.

Nada nuevo hay en estas conclusiones. Pero bien vale que sepan que sabemos: que el reclamo contra las tiendas MLC es legítimamente obrero; que su implantación y la realidad económica actual no fueron resultado de un proceso democrático socialista; que resulta cínico y ridículo preguntar a estas alturas por las propuestas que se tienen para erradicar la inflación y todo lo demás cuando ni siquiera se han procurado mecanismos para materializar esas propuestas; que el socialismo no puede estar aliado al autoritarismo, los privilegios y la sinrazón, ni se puede luchar contra el capitalismo defendiendo la peor expresión de él: la desigualdad y la exclusión sistemática.

Si todas las protestas serán una campaña (más) de los enemigos, pues bien: acaben por admitir que el enemigo es el pueblo. Ustedes ya lo son de él.

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